Reseña Histórica |
Antecedentes Prehispánicos
Se considera que el hombre en América tiene una antigüedad
de 20 a 35,000 años. Su penetración la hizo a través
del Estrecho de Behring, citándose también otras corrientes
migratorias de pueblos asiáticos, por el Océano Pacífico.
Las inmigraciones del norte se formaron con pequeños grupos de
cazadores que perseguían a los grandes animales de la fauna pleistocénica.
Principian desde la fase final de la cuarta y última glaciación
del pleistoceno, llamada glaciación de Wisconsin en América
y de Wurn en Europa. Estos grupos penetraron, a lo que es hoy territorio
mexicano, alrededor de 10,000 años a. C. De 5,000 a 2,000 años
a. C., la cultura de esos cazadores y recolectores evolucionó dentro
de un periodo neolítico precerámico. Con el transcurso del
tiempo se tornaron en agricultores sedentarios y fueron fabricando utensilios
de cerámica.
En conclusión, según lo asienta Paul Rivet en su libro
"Los Orígenes del Hombre Americano", los datos antropológicos,
etnográficos y lingüísticos, conducen a la siguiente
hipótesis: desde un punto cualquiera de Asia Meridional, los pueblos
uralenses o protouralenses se habrían dirigido hacia el norte, sin
duda por necesidad, bajo la presión de otros pueblos, adaptándose
progresivamente a climas cada vez más rigurosos. Llegados a las
regiones árticas, se habrían esparcido hacia el este y hacia
el oeste, los unos hacia Europa, a donde habían llegado ya en la
época del Cuaternario Superior y los otros al noroeste de Asia,
donde se estableció una parte de ellos, en tanto que los otros penetraron
en América, dando origen a los esquimales.
En lo que respecta a la primera penetración humana del norte
de México, hubo dos rutas, una por el Centro de Norte América
y la otra por la costa, llegando a establecerse en las regiones áridas
de estados Unidos, o sea, en Texas, Arizona, Nuevo México y California,
lugares que contienen estos vestigios.
Las culturas prehispánicas surgieron cuando los grupos humanos
se convirtieron de nómadas en sedentarios, y el principal requisito
para que este fenómeno se realizara fue la agricultura, la que viene
aparejada en el caso de América con la aparición del maíz.
El ser humano nómada, que empezó por ser cuidadoso recolector
de los granos o productos naturales que encontraba, comenzó a cultivar
esos productos, se convirtió en semisedentario con agricultura incipiente,
convencido de que estas condiciones de vida eran mejores que las nomádicas,
y si antes tenía que hacer grandes recorridos en busca del sustento
diario, con la agricultura mejoraron sus condiciones de vida y adoptó
una situación estable. Gracias a estos nuevos elementos que le sirvieron
para su sostenimiento seguro, toda su antigua estructura social cambió
y, de ahí, surgió entonces la invención de la cerámica,
porque con este nuevo procedimiento podía obtener con facilidad
recipientes de barro y no tenía que recurrir al lento trabajo de
hacer las vasijas de piedra, que eran usadas por todos los pueblos recolectores
o semisedentarios.
Los primeros pobladores que posaron su planta en estas antiguas latitudes,
posteriormente, asiento de nuestra ciudad, correspondieron, sin duda alguna,
a la raza dolicocéfala. Que correspondían al tipo racial
de los andinos, que no sólo se advierten en las regiones andinas
de América del Sur, sino también en México y en la
parte sudoeste de los estados Unidos: su cráneo era corto, la estatura
baja, la nariz ancha en la base y la piel amarilla oscura.
El grupo lingüístico en el que se sitúan, según
la clasificación de Mendizábal - Jiménez Moreno, es
el Taño - Azteca y el Na - Dené, correspondiendo al primero
"un idioma tañoano desaparecido: el piro y el resto de las lenguas
de la familia yuto - azteca, dentro de la cual se incluye la división
pima - tepehuana, la cahita - tarahumara, la cora - huichol, y la nahuatlana,
uno de cuyos dialectos era el azteca o náhuatl. Las tradiciones
y los datos de la arqueología demuestran que aún se movía
hacia el sur este grupo, cuando tuvo lugar la Conquista. Del grupo Na -
dené se encuentran solamente los idiomas apache y toboso, ya extinguidos,
de la familia atapascana, la cual Ale Hrdlicka considera como la más
reciente de las inmigrantes llegadas de Asia.
Desde una época muy antigua -más de diez mil años
antes de Cristo- el norte estuvo habitado por grupos nómadas de
cazadores y recolectores. Los grupos más antiguos, enclavados en
planicies y pastizales, eran cazadores de grandes mamíferos -mamut
y bisonte- animales que se extinguieron hacia 5,000 años a. C.,
sobreviviendo en la actualidad solamente nuevas especies del bisonte.
Esta cultura de cazadores se distinguió por el uso de lanza dardos
y más tarde el arco y la flecha, así como unas puntas de
piedra características.
Por cuanto a la caza menor, se surtían de conejos, liebres, venados,
tuzas, ratones y otros roedores, así como reptiles e insectos. Tales
grupos constituyeron las llamadas culturas del Desierto o de América
árida, que sobrevivieron en ese primitivismo hasta la conquista
europea.
No pudieron cultivar la tierra y, al desconocer la agricultura, se alimentaban
con la recolección de tunas, mezquites, agaves, garambullo y palmas,
así como otros frutos, raíces y rara vez semillas. Para ello,
utilizaban palos puntiagudos y lo obtenido lo cargaban en canastas y bolsas
que ellos mismos tejían.
Estos habitantes vivían en cuevas, que, además, les servían
de refugio. Algunos depositaban en ellos a sus muertos envueltos en mantas,
acompañándolos de cosas curiosas y objetos que el difunto
podía necesitar para "vivir en la otra vida".
Para calentarse y cocinar sus alimentos, producían "fuego por
frotación con un taladro. Las canastas tejidas e impermeabilizadas
se empleaban como recipientes y para cocinar".
Por lo general, andaban desnudos y cuando se cubrían el cuerpo
lo hacían con pieles y telas de fibras silvestres; para proteger
sus pies del suelo espinoso, usaban sandalias.
Las pieles se trabajaban con instrumentos de piedra y hueso; "las cuerdas
se hacían a veces con malacates y husos a la usanza mesoamericana".
La organización social era en tribus; las guerras no se llevaban
al cabo entre tribus que hablaban el mismo idioma; en toda la región
el novio llevaba un venado como presente a la casa de los padres de la
muchacha a quien pretendía; la religión se caracterizaba
por la ausencia de ídolos, ofrendas y sacrificios, con raras excepciones;
el Sol era considerado como deidad; y la sangre tenía cierta importancia
ritual. También estaba generalizada la práctica de tomar
peyote y bailar durante la noche alrededor de una fogata.
En su desarrollo artístico y comercial, los habitantes del Desierto
fabricaban fibras textiles utilizando la lechuguilla y la yuca, usaban
pegamentos y los colorantes los obtenían de otros vegetales de la
región. Del peyote obtenían productos alucinógenos
para vencer la fatiga; de algunos frutos, bebidas estimulantes.
Con semillas, huesos, caracoles y conchas marinas, lograban producir
ingeniosas obras de arte y objetos curiosos; "comerciaban con sus vecinos
mesoamericanos, de quienes obtenían papel de amate, algodón
y algunos utensilios como el malacate".
Posteriormente, tuvo nacimiento otra cultura paralela a la de los cazadores
de América Árida, la "Oasis América". En las áreas
áridas, donde corrían pequeños y grandes ríos
o en localidades privilegiadas, floreció la cultura denominada Oasis
América, de pueblos agrícolas. La agricultura se descubrió
en el centro de México y de ahí se expandió al norte
y al sur.
Tal cultura se desarrolló al principio de nuestra era, al sudoeste
de los estados Unidos -1,800 a. C. a 0-, gracias a que la "agricultura
permitió a los grupos instalarse en aldeas desarrollándose
más tarde progresivamente la cerámica y otros elementos culturales
que habían llegado originalmente de Mesoamérica".
Nuestros historiadores y antropólogos asientan que "debido a
la lejanía, la cultura de Oasis América desarrolló
sus propias características, pero durante su evolución continuó
asimilando algunos rasgos de la cultura mesoamericana que le llegaron principalmente
a través de la Sierra Madre Occidental.
Su amplia extensión ha obligado para estudiarla, dividirla en
varias subáreas culturales, de las cuales tres son las más
importantes:
La Mogollón, que comprende la zona montañosa del sureste
de Arizona y sudoeste de Nuevo México.
La Anasazi, localizada en las mesetas de estos estados y las regiones
aledañas de Colorado y Utah.
La Hohokam, desarrollada en la región desértica del sur
de Arizona y norte de Sonora.
De la mezcla de estas tres subculturas nace una más homogénea.
A este nuevo tipo de cultura corresponden los famosos sitios de Casas Grandes
y Las Ventanas, en el estado de Chihuahua.
Oasis América, influenciada por la cultura Mesoamericana, creció
en tal forma que abarcó parte del norte de México. Pero más
tarde los grupos agrícolas emigraron debido a una prolongada sequía
y estas zonas fueron ocupadas por la Cultura del Desierto, en tanto Oasis
América también reducía su área de expansión,
siendo allanadas las regiones abandonadas por los cazadores de las planicies
y por los colectores, cazadores de América Árida.
Anasazi. Es la cultura más cercana y con la que está más
familiarizada la población de Juárez, que mucho compartía
los elementos culturales del Desierto. Los grupos que se asentaban en Chihuahua
y Sonora en épocas anteriores a la Conquista, estuvieron fundamentalmente
relacionados con el sur de los EUA, considerándose como parte de
la cultura norteamericana correspondiente al área Oasis América.
Los Anasazi, conocieron la agricultura pero poco la desarrollaron, habitando
en cuevas. A estos grupos se les ha llamado Cesteros. Fue alrededor del
Siglo VIII cuando apareció su cerámica y comenzaron a construir
habitaciones y pueblos.
Las habitaciones eran subterráneas y se entraba a ellas por el
techo. "Los recintos ceremoniales conocidos como Kivas tuvieron su origen
en este tipo de construcción".
Más tarde, construyeron casas de planta rectangular y a veces
de varios pisos que se disponían como "pueblos" o "casas grandes".
Otra forma de disposición de habitaciones fue la de "Casas Acantilados",
construidas para su defensa en lugares de difícil acceso. Unas y
otras, al igual que los Kivas, muchos de los cuales todavía existen,
fueron tipos de construcción que se propagaron en todo Oasis América
hasta 1400 D.C. Solo hasta después de 500 D.C. lograron formar aldeas.
Durante el último periodo prehispánico, " en la zona del
alto Río Bravo, se produjo cerámica con motivos negros sobre
fondo amarillo y cerámica vidriada.
Eduardo Noguera, al referirse a las culturas del norte de México,
nos dice que "al Poniente y todo el Norte de Chihuahua habitaron pueblos
relacionados entre sí que constituían una expansión
de culturas que florecieron en el sudoeste de los estados Unidos, los llamados
indios Pueblos, que se han distinguido por tener enormes casas comunales
de dos, tres o más pisos, constituyendo en cierto modo el primer
caso de edificios de departamentos que son tan particulares en nuestros
días en todas las grandes metrópolis".
La fecha más antigua que se ha logrado descubrir para las ruinas
de la gran región que va de Casas Grandes en Chihuahua a Casa Grande,
Arizona -afirma León Barrí (h)-, es el año 912 D.C.
y una de las últimas, el año de 1438, en que se supone que
los antiguos pueblos agricultores, que habían llegado a un alto
grado de cultura, fueron, si no arrasados, forzados a abandonar la región,
debido a las incursiones de los indios "apaches y comanches".
La conquista, aunque valerosa, fue bárbara y cruel. El indígena
fue vencido, aislado o exterminado, quedando solamente el recuerdo de su
carácter indómito.
En la región existieron los indio Sumas y Mansos. Estos últimos
eran los más abundantes en la región y solicitaron posteriormente
su incorporación al cristianismo. Es debido a esta iniciativa por
lo que se funda Paso del Norte.
Los indios Mansos se afeitaban el cabello y deben su nombre a los encuentros
que tuvieron con los españoles y estos tranquilizaban a sus perros
para que no mordieran a los indígenas, diciendo "sal de ahí,
manso, manso.."
Los mansos no tenían casa, sino ranchos de ramas. No sembraban
y andaban desnudos. Solamente las mujeres se cubrían de la cintura
para abajo con piel de venado.
Acudían, de forma pacífica, con los españoles para
que les dieran de comer y los llevaban a sus rancherías. Eran personas
dispuestas a fornidas.
Antecedentes Coloniales
El primer europeo en llegar a este sitio que hoy es el municipio de
Juárez, fue Álvar Nuñez Cabeza de Vaca, auxiliado
por el primer africano en pisar esta tierra, el negro Estebánico,
originario de Marruecos, así como también Alonso Castillo
Maldonado y Andrés Dorantes.
Ellos habían naufragado en las costas que están frente
al actual estado norteamericano de Florida, por lo que se vieron en la
necesidad de internarse en el continente, ante un viaje de muchas aventuras
y graves peligros, por las tribus que se encontraban, algunas amistosas,
otras agresivas. Llegaron después de ocho años hasta esta
región juarense. Mucho habían sufrido porque fueron objetos
de prisión con algunos grupos indígenas y con otros esclavizados,
escapaban y caían con indios que los respetaban al ver que podían
hacer curaciones, por lo tanto, los consideraron en varias ocasiones como
mágicos o hechiceros, pasaron por aquí hasta el estado de
Sinaloa.
Muchos viajes realizaron distintos viajeros españoles desde 1581
hasta 1659, año que se sabe fue la fundación de lo que hoy
es ciudad Juárez. Muchos de ellos fueron misioneros franciscanos
que catequizaban a los indios, les impartían religión y algunas
artesanías, de acuerdo con El Consejo de Indias que establecía,
en 1573, que se debía tratar con todo respeto a los indígenas.
Varias expediciones se realizaron de sur a norte por los españoles,
cuando ya estaba establecido el virreinato en la Nueva España, desde
la que abrió la ruta para esta región, encabezada por Francisco
Sánchez Chamuscado en 1581, siguieron los viajes con Antonio de
Espejo y el fraile Bernardino Beltrán en 1582 y 1583, descubriendo
el río Pecos.
En 1590 y 1591, Gaspar Cataño de Sosa, que era gobernador del
Nuevo Reino de León, sin permiso del Virrey, decide ir al norte
en busca de las inmensas fortunas en oro y plata que los anteriores viajeros
relataron, pero lo mandaron apresar y lo llevaron a la Ciudad de México.
El personaje más notable que viajó por esta tierra, sin
duda alguna, fue Juan de Oñate, distinguido por el gobierno virreinal,
sale de Santa Bárbara, un mineral que ya estaba siendo explotado.
Oñate parte con 83 carretas cargadas de provisiones, el 17 de febrero
de 1598. Lleva, además, 7,000 cabezas de ganado, un buen número
de soldados arcabuceros con sus respectivas familias.
Juan de Oñate es auxiliado por once misioneros al mando de Fray
Rodrigo Durán.
En línea directa viajan al norte rodeando los médanos
de Samalayuca para llegar al río Bravo el 26 de abril de 1598, a
la altura de Fabens, Socorro y San Elizario, Texas. El 30 de abril de 1598,
toma posesión oficialmente de las tierras que se conocen como el
Nuevo México, a nombre del Rey Felipe II de España.
Estableció la capital de la nueva provincia de Nuevo México,
en San Juan de los Caballeros, que tiempo más tarde lo nombraban
como San Gabriel. De ahí en adelante se habría de colonizar
lo que hoy es la tierra del encanto: Nuevo México.
El 8 de diciembre de 1659, Fray García de San Francisco fundó
una misión conocida con el nombre de "conversión", porque
convertían de paganos en cristianos a los naturales de la región;
entre otros había piros, mansos y jumanos; algún tiempo más
tarde propiamente se le llamó "Misión de Nuestra Señora
de Guadalupe"; pasando más tiempo habría de ser una localidad
con categoría de villa, fue conocida como Villa Paso del Norte,
(1826)El 24 de julio de 1888, el Congreso decretó su nombre actual:
Ciudad Juárez.
Esta misión habría de tomar singular importancia merced
a que fue un sitio para descansar, dado que había suficiente agua
para colmar las necesidades de los viajeros que atravesaban las llanuras
desérticas, tanto de sur a norte como viceversa. Los peregrinos
que enfilaban rumbo al norte, especialmente a Nuevo México, llegaban
y descansaban por varios días. Si al principio era tan sólo
un templo de tierra y paja, un mesón, así como rescoldo para
los animales, después fue tomando verdadera importancia hasta conformarse
como toda una comunidad, la villa Paso del Norte. En 1660, se nombró
por acuerdo del gobierno virreinal a su primer Alcalde Mayor y Capitán
de la Villa del Paso del Norte siendo este Don Andrés López
de Gracia.
Habían pasado tres años desde la fundación cuando
ya estaban los frailes construyendo el Templo de Nuestra Señora
de Guadalupe, que se terminó de construir en seis años. El
libro de matrimonios inició con el acta de la pareja de españoles:
Don Francisco Maturama y Doña Juana María Mota. La obra de
construcción fue realizada bajo la supervisión de Fray García
de San Francisco, mismo que bendijera la primera piedra, del lugar donde
se congregarían mansos y españoles. Fray García de
San Francisco era un hombre muy culto, había aprendido el lenguaje
indígena de los piros.
Los apaches de Gila y Colorado empezaron a manifestarse en franco frente
de guerra contra los blancos, por lo que en 1680 obligan a los españoles
a retirarse de Santa Fe, Nuevo México. Considerando como capital
provincial a Paso del Norte, aquí duraron hasta 1693, fecha en que
con mejor y mayor armamento decidieron regresar a Santa Fe a reorganizar
aquella comunidad, aunque bajo el peligro de la hostilidad permanente de
la apachería dirigida por el indio Popé, que había
ordenado la muerte de 22 misioneros, muchos españoles y destruidas
todas las pertenencias y habitaciones de estos.
La ferocidad apache y su capacidad de adaptarse a las condiciones de
la naturaleza los hacía temibles. Robaron caballos a los españoles
que aprendieron a montar con mucha mayor habilidad, sin monturas y con
la destreza de un deportista podían correr a lomo del animal escondidos
en la panza del mismo, sin ser vistos, dos siglos pasaron para ser dominados
estos beligerantes grupos, que corrían en las llanuras de Arizona,
Texas, Nuevo México, Chihuahua y Sonora.
Las misiones y los colonos fueron protegidos con los presidios, que
eran fuertes militares con personas entrenadas para la guerra y para hacer
frente a los ataques de los indomables e indómitos indios que el
número de grandes grupos sumaba cerca de una docena, mismos que
se dividían y subdividían para el ataque o bien se unían
para hacer fuertes ataques.
Todo el siglo XVIII, fueron extendiéndose los españoles
hacia el norte fundando pueblos, así el sitio importante de la Villa
Paso del Norte, cobró una enorme importancia dada su estratégica
posición geográfica, un vergel gracias al río Bravo,
era un punto en el "camino real" considerado desde la Ciudad de México
hasta Santa Fe y más allá. El comercio se multiplicó.
Las luchas contra los apaches no cesaron y se convirtieron en acciones
cotidianas.
Siglo XIX
Residentes de Chihuahua venían a comerciar hasta Santa Fe y norteamericanos
como Robert Mcknight y James W. Magoffin también, la comercialización
de telas y pieles eran sus productos preferidos. Los mencionados americanos
fueron encarcelados en 1847, en la ciudad de Chihuahua, al estallar la
guerra entre México y estados Unidos. Desde luego era tal el afán
del comercio, que se estableció en 1835 una aduana en El Paso del
Norte.
La derrota mexicana en San Jacinto, el 21 de abril de 1836 y la humillante
aprehensión del general Santa Anna dio por consumada la independencia
de Tejas; el país retornó a la "normalidad" y los norteamericanos
no perdieron el tiempo y empezaron con estrategias para su proyecto de
expansión territorial hacia Nuevo México.
El 9 de julio de 1842, se firmaron en la Villa de Paso del Norte los
Tratados con la Tribu Mezcalera, entre el gobernador García Conde
por parte del Departamento de Chihuahua y los apaches de la parcialidad
de los mezcaleros. Los suscribieron por parte de éstos el general
José María y los capitancillos Simón, Vueltas, Cuchinegro,
Sigalito, Pluma, Paranquito, José Largo. Santos Organo, El Chino,
Cuentas Azules, Sanapá Ronquillo, Estrellita, Salazar y Cuchillo
se obligaron a vivir asentados en los lugares señalados por el Gobierno.
El 25 de diciembre de 1846, fuerzas invasoras americanas desprendidas
de Santa Fe de Nuevo México en dirección al sur, bajo el
mando del Coronel Alejandro Doniphan, derrotaron una sección de
tropas chihuahuenses dirigida por el Comandante Antonio Ponce de León.
Éste, con 600 soldados, pretendió detener a las fuerzas invasoras
en un punto situado al norte de ciudad Juárez, llamado Temascalitos.
Al iniciarse el fuego se desordenó; pero reconcentradas las fuerzas
de Doniphan, que sumaba 846 hombres, cargaron sobre los nuestros, que enseguida
fueron derrotados. Ponce de León fue herido al iniciarse el combate,
los soldados de caballería retrocedieron como consecuencia de un
toque equivocado de corneta, la infantería quedó comprometida
y el Capitán Carbajal, que había asumido el mando, dio la
orden de retirada. Poco después se encontró con otra sección
que comandaba el Teniente Coronel Vidal y ambas retrocedieron hasta Paso
Del Norte. Según el parte del Coronel Doniphan, los mexicanos se
batieron con denuedo contra fuerzas superiores en número y armamento.
El parte de Ponce de León dice que tuvo seis muertos y diez heridos,
los invasores alrededor de veinte bajas. Las fuerzas mexicanas evacuaron
ciudad Juárez y dos días después penetraron allí
los angloamericanos.
El Coronel Alejandro Doniphan, jefe de las fuerzas invasoras americanas
que ocupaban la ciudad de Chihuahua, se presentó personalmente el
11 de marzo de 1847 en la casa del Prefecto Político D. José
Félix Maceyra, quien se encontraba retirado de sus funciones, manifestándole
que deseaba evitar a la Capital los males de la guerra y, asimismo dispuesto
a evacuar el territorio del estado siempre que se respetaran las propiedades
de los ciudadanos de su país, entendidos de que quedarían
también aseguradas las mercancías que habían sido
introducidas bajo el amparo de la invasión, en la inteligencia de
que serían pagados al fisco los derechos de introducción
y que también deseaban asegurarse de la neutralidad de las autoridades
del estado. El Sr. Maceyra prometió dar cuenta al gobernador que
se encontraba en Hidalgo del Parral, y asociado con el diputado Pedro Olivares,
reanudó las pláticas, presentando al jefe norteamericano
las siguientes proposiciones: 1. El ejército norteamericano desocupará
el territorio del estado y su Comandante ofrece su influjo para que no
vuelva a ser invadido durante la actual guerra con los estados Unidos;
2. El gobierno del estado de Chihuahua respetará las propiedades
de los naturales de los estados Unidos, del mismo modo que las de los ciudadanos
del estado; 3. Las mercancías que los ciudadanos americanos introdujeron
bajo el amparo de la invasión pagarán los derechos de importación
determinados por el gobierno del estado.
Doniphan las aceptó añadiendo la siguiente cláusula:
"El estado de Chihuahua no podrá tomar las armas contra las tropas
de los estados Unidos si éstas, por el influjo que ofrece el Comandante
en Jefe no invadieren su territorio". Los señores Maceyra y Olivares
la objetaron, prometiendo transmitirlas al gobierno local que se encontraba
en la citada población. Éste aceptó las proposiciones
con excepción de la adicional añadiendo otra por las cuales
el jefe invasor debía pagar al Ayuntamiento las cantidades de maíz
que habían tomado del Posito; poner en libertad a los prisioneros
cogidos en el Sacramento y el comiso de las mercancías que se ocultaren,
sin mencionarse para nada la neutralidad del estado y nombró comisionados
para tratar con Doniphan a Maceyra, al Lic. José Eligio Muñoz
y a D. Leonardo Siqueiros, quienes se presentaron en la ciudad de Chihuahua
el 19 de marzo; el Coronel Doniphan contestó que para tratar en
definitiva necesitaba consultar a su plana mayor. El día 23 a las
cinco de la tarde el Capitán Jakcson entregó a los Comisionados
la contestación de Doniphan, manifestando que no aceptaba ninguna
proposición que no tuviera como base la neutralidad del estado
de Chihuahua durante la guerra y que desde esa fecha declaraba al estado
bajo el gobierno militar de los estados Unidos, cuya posesión conservaría
por medio de las armas.
Isleta. Este lugar y los de Elizario y Socorro, situados sobre la margen
izquierda del río Bravo del Norte, que pertenecían al estado
de Chihuahua, fueron ocupados el 7 de enero de 1849, por tropas americanas
enviadas por el gobernador del Territorio de Nuevo México, en virtud
de que, de acuerdo con el Tratado de Paz de Guadalupe Hidalgo, debían
pasar a poder de los estados Unidos de América. Sin embargo, el
estudio que ejecutó el gobierno del estado al recibir los informes
del jefe político del Cantón de Bravos, se llegó a
la conclusión de que primitivamente estuvieron situados sobre la
ribera derecha del mencionado río y una avenida posterior al año
de 1834, los había dejado al otro lado al originarse una división
del mismo río en dos bravos. Como las autoridades de los tres lugares
mencionados no estuvieron conformes con pasar a depender de los estados
Unidos, reclamaron ante el jefe político de ciudad Juárez,
lo que dio por resultado que el día 13 del mismo mes, los jueces
de Paz que allí funcionaban fueran despojados de sus respectivos
cargos por medio de la fuerza armada. Asimismo, se despojó a los
vecinos de ciudad Juárez de la parte de sus ejidos que quedaban
al otro lado del Bravo del Norte.
Con el Tratado de Guadalupe - Hidalgo del 2 de febrero de 1848, se puso
fin a la guerra entre México y estados Unidos, perdiendo un territorio
enorme entre el río Pecos y río Bravo
Cuando los límites entre México y estados Unidos fueron
fijados por acuerdo al tratado de Guadalupe Hidalgo, un grupo de mexicanos
no quisieron perder la nacionalidad y fundaron el pueblo de La Mesilla,
en territorio que según la demarcación era del estado de
Chihuahua, pero los estados Unidos con el pretexto de la construcción
del ferrocarril entre Nueva York y San Diego, California, empezaron de
nuevo a presionar a México para despojarlo de esta parte de su territorio.
El gobernador de Nuevo México, William Carr Lane, ocupó la
población de doña Ana y ahí proclamó la incorporación
de la colonia chihuahuense de La Mesilla. El gobernador Angel Trías,
marcha con tropas a la frontera para hacer frente de nuevo a este suceso
que atentaba la soberanía nacional.
Las negociaciones terminan el 30 de diciembre de 1853, con el conocido
Tratado de la Mesilla, en el cual Paso del Norte perdía la zona
entre el río Bravo y Doña Ana, límite entre el estado
de Chihuahua y el de Nuevo México. Además, México
concedía a estados Unidos permiso para transitar libremente mercancías
por el Istmo de Tehuantepec. México recibiría 10 millones
de pesos, 7 al firmarse el tratado y los 3 restantes cuando se efectuara
la ratificación; suceso realizado durante el mes de junio de 1854.
Del 14 de agosto de 1865 al 10 de junio de 1866, la Villa Paso del Norte
se convierte, en forma temporal, en residencia de los Supremos Poderes
de la Nación, cuando el Presidente de la República, Lic.
Benito Juárez, huye de la capital del imperio francés.
La Isla de Córdova, que constituye una fracción de ciento
cincuenta y seis hectáreas, se encuentra situada sobre la margen
izquierda del río Bravo del Norte y pertenece a la República.
Los angloamericanos le llamaron el "Corte de Córdova" y se originó
a fines del siglo XIX, mediante un convenio ajustado entre los gobiernos
de México y los estados Unidos, a fin de abrir un canal, fuera de
cauce, para facilitar la salida de las aguas broncas del expresado río,
bajo el concepto de que, la apertura del canal no cambiaría la jurisdicción
de las tierras que quedaran cortadas por el nuevo cauce. Los agricultores
mexicanos que estaban encajados en la Isla de Córdova vivían
enjaulados, pues las autoridades americanas pusieron una cerca de alambre,
sin salida para el lado americano, de manera que cuando el río estaba
crecido, vivían en completa incomunicación. El primer intento
para vencer este obstáculo lo hizo el Presidente Municipal, Carlos
Villarreal, quien en 1949 construyó el puente libre, que comunicaba
a la Isla de Córdova con ciudad Juárez; pero no fue posible
facilitar el tránsito internacional durante muchos años.
Vivían allí veinticinco campesinos, a quienes el gobierno
federal, por conducto de la Secretaría del Patrimonio Nacional,
indemnizó con la suma de tres millones de pesos. En seguida se construyeron
los edificios para la Comisión Internacional de Límites y
Aguas, Garita Aduanal, Población, Sanidad, Aduana y ampliación
del puente libre. La inauguración del tránsito internacional
se verificó el 29 de agosto de 1959, a donde asistió el Senador
Manuel Moreno Sánchez, en representación del presidente de
la República, el Senador Lyndon Johnson, el embajador de estados
Unidos, Robert Hill, el Embajador de México en estados Unidos, Antonio
Carrillo Flores, el Gobernador Borunda y muchos otros funcionarios.
Siglo XX
El general Porfirio Díaz, Presidente de México, y William
Taft, Presidente de estados Unidos de Norteamérica, se entrevistaron
el 16 de octubre de 1909, con una reunión primero en El Paso, Tejas
y después en ciudad Juárez.
El 25 de abril de 1913, se libró una acción de guerra
en las inmediaciones de Estación Tierra Blanca, situada al sur de
ciudad Juárez. El general José Inés Salazar, al frente
de una división de tropas huertistas, avanzaba por la vía
del ferrocarril Central, con órdenes superiores de recuperar la
Plaza de ciudad Juárez, que el día 15 había caído
en poder del general Villa, por medio de un audaz golpe sorpresa. Éste
salió con las fuerzas constitucionalistas a esperar al enemigo en
Tierra Blanca, la batalla fue una de las más importantes de la Revolución
Constitucionalista, en donde fueron completamente derrotados los huertistas.
La desmoralización más completa se apoderó de éstos
y cuatro días después evacuaron la capital del estado, reconcentrándose
en Ojinaga. Los Federales perdieron más de mil hombre entre muertos,
heridos y prisioneros, así como también la mayor parte de
su artillería. |